CIRIO DE FE, ESPERANZA Y CARIDAD PARA NUESTRA CANDELERÍA PASCUAL «¡ALELUYA!» (ABRIL 2021)

Mensaje de nuestro Consiliario Rvdo. Sr. José Gabriel Martín Rodríguez.

Queridos hermanos y amigos, cristianos cofrades.

Me gusta la noche de la Vigilia Pascual. Me gusta por lo que tiene de alegría, de dar luz, de cantar la gloria de la Resurrección de Cristo, porque te permite alabar al Señor, darle gracias, testimoniar su inmensa misericordia con deje de eternidad.

Me gusta porque en la oscuridad del templo las llamas incandescentes del Cirio Pascual iluminan la historia del hombre testimoniando que el Cristo vivo ha resucitado de las tinieblas de la muerte.

 Y a la luz del Cirio Pascual la vida sigue con sus dificultades y sus alegrías, con los problemas y las incertidumbres más ahora en este tiempo de pandemia. Pero siempre hay razón para la esperanza. Y aquí surge vivificante el canto del «¡Aleluya!» que durante los cuarenta días de la Cuaresma quedó aparcado de la liturgia.

«¡Aleluya!» ¡Que bella palabra! ¡Qué emoción al decirlo y sentirlo escuchar! «¡Aleluya!» como alabanza a Dios. «¡Aleluya!» como antífona de esperanza. «¡Aleluya!» como testimonio de la alegría cristiana. «¡Aleluya!» como desbordamiento de nuestro corazón cristiano, de sentirnos miembros de una Iglesia viva aunque pecadora, pero por encima de todo santa porque es obra de Dios. «¡Aleluya!» porque sabemos que Dios nos ha prometido la salvación con la muerte y resurrección de su Hijo. «¡Aleluya!» porque la gloria y el poder vienen de Dios, que es poderoso y es eterna su misericordia. «¡Aleluya!» porque en todo tiempo y lugar el Evangelio de la esperanza ha triunfado. «¡Aleluya!» porque es el canto de la santidad a la que todos estamos llamados. «¡Aleluya!» porque los cristianos nos sentimos unidos en comunión con Dios. «¡Aleluya!» porque sabemos que Dios reina sobre el mundo por mucho que no comprendamos las desgracias que asolan la humanidad entera, las guerras, las pandemias, los sufrimientos de niños y ancianos, los maltratos de género, los egoísmos personales…

«¡Aleluya!», «¡Aleluya!», «¡Aleluya!». Pascua es el tiempo del «¡Aleluya!». Y en estos cincuenta días hasta Pentecostés en que el Espíritu derramará sus siete dones no quiero de dejar de exclamar a toda hora «¡Aleluya!», «¡Aleluya!», «¡Aleluya!».

 ¡Queremos, Señor, cantar tu gloria: «¡Aleluya!»! ¡Queremos honrarte a toda hora, «¡Aleluya!»! ¡Queremos resaltar tu misericordia, Señor, «¡Aleluya!»! ¡Queremos testimoniar tu poder infinito y tu bondad todopoderosa, Señor: «¡Aleluya!»! ¡Queremos darte gracias por la vida, por la vida de los que amamos, por nuestras cruces cotidianas, por nuestras virtudes y nuestros talentos, por las oportunidades que nos abres cada día, «¡Aleluya!»! ¡Queremos darte gracias por tu amor infinito, «¡Aleluya!»! ¡Queremos alabarte en todo momento, Señor, «¡Aleluya!»! ¡Queremos glorificarte, «¡Aleluya!»! ¡Queremos darte gracias por tu pasión, Señor, que deja palmariamente clara la fragilidad y penuria de nuestras vidas presentes, llena de fatigas, padecimientos y tribulaciones, pero también de alegrías y esperanza surgidas de tu resurrección gloriosa, «¡Aleluya!» ¡Queremos hacernos uno contigo, Señor, y darnos enteramente a ti con nuestro interior, nuestra vida y nuestras acciones, «¡Aleluya!»! ¡«¡Aleluya!», «¡Aleluya!», «¡Aleluya!», Señor, ¡que nuestro cantar a todas horas sea un canto de alabanza a ti que has resucitado para darnos vida! El tiempo sigue pasando y cada vez nos pesa más la situación, caemos en la monotonía y quizás en la desilusión. Nos resulta difícil pensar una próxima Semana Santa normal y entonces se nos puede plantear a cada uno de nosotros la cuestión en esencia ¿Con qué esperanza encaramos una nueva cuenta atrás? Miramos a nuestros Sagrados Titulares en sus bellas y variadas invocaciones y advocaciones, y les pedimos que, en el júbilo de la Pascual, a los cuatro vientos pregonemos «¡Aleluya!» ¡al cielo, «¡Aleluya!» ! ¡todos de frente valientes!. «¡Aleluya!»

Recibid un fraterno abrazo y el deseo pascual de un mes saludable, santo, fecundo y pleno.

José Gabriel Martín Rodríguez

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