La Carrera del Darro.

«La Carrera del Darro, es una de las calles con más solera de la antigua y actual Granada. Abierta después de la Reconquista, sigue el trazado de una antigua muralla de la época árabe que corría paralela al río. De ella salen tres puentes que cruzan el Darro, Cadí y las Chirimías. El más antiguo de ellos es el puente del Cadí, del cual sólo queda el arranque del arco de la orilla que da a la ladera de la Alambra. Construido en el siglo XI, unía la Alhambra con el Albaycín, fue demolido en el siglo XVII.» (Guía del Viajero. Granada. 1991 Susaeta ediciones, S.A. Textos: Sílvia Catalá y Eva Bargalló).

“La Carrera del Darro, ocupa esta calle, de construcción cristiana, la margen derecha del río Darro. Ofrece una bella perspectiva con dos puentes que comunican con la Alhambra y el barrio de Almanzora. Empinadas calles descienden desde el bario del Albaicín en un intrincado laberinto. AL comienzo de la carrera, en la cuesta de Santa Inés, y ante el puente de Cabrera se halla la Casa de Ágreda y frente a ella el convento de Santa Inés que fundado por el licenciado Bazón, el arzobispo Guerrero elevó a convento de la regla Santa Clara.

Mediada la carrera, en la que es posible contemplar edificios con portadas de los siglos XVI y XVII, se encuentra el puente del Cadí, que originalmente unía el Albaicín con la Alhambra y del que sólo queda en pie una parte del arco de herradura de la puerta de la torre que lo defendía.

Frente a este último se hallan unos baños árabes, conocidos con el nombre del Bañuelo. Presentan una típica estructura árabe, con arquerías de herradura, variados capiteles, algunos romanos y visigodos, y ventanillas estrelladas. Constituyen un bello ejemplo de la arquitectura civil musulmana.

El monumento que sigue al Bañuelo es el convento de Santa Catalina de Zafra, fundado por el secretario de los Reyes Católicos, Hernando de Zafra. Resaltan en el interior algunas edificaciones árabes.

La Casa de Castril, convertida en la actualidad en Museo Arqueológico Provincial. La fachada, de gran opulencia decorativa, se atribuye al arquitecto Diego de Siloé. En el interior se contempla un bello zaguán con escalinata de piedra y un patio con arquerías semicirculares así como una segunda planta con barandal. El museo contiene importantes restos de diversas épocas, desde la Prehistoria hasta la romana y musulmana, y una importante colección numismática. Frente a la Casa de Castril se encuentra la Iglesia de San Pedro y San Pablo.”

La plaza Nueva ha ido creciendo a lo largo de los siglos. En época musulmana cruzaba el Darro en este punto el llamado puente de al-Hattabin o de los leñadores, que unía la calle Elvira con la plaza de Cuchilleros. Este puente se amplió en época cristiana hasta la cuesta de Gomérez, que conduce a la Alhambra, convirtiéndose en una plaza bajo la que discurre el río, y frente a la cual se levantó la Real Chacillería. En el siglo XIX, con el embovedamiento del Darro, se extendió hasta la iglesia de Santa Ana. Ya en la plaza de Santa Ana encontramos una singular fuente del siglo XVI con esculturas de la escuela de Siloé. Fue traída hasta aquí desde la calle Elvira en 1942 y se la conoce como Pilar del Toro por la cabeza de astado de la que brotan dos caños de agua, más otros dos que salen de sendas ánforas sostenidas por figuras masculinas. En el remante aparece un escudo de la ciudad.

Situada en el lugar de la antigua mezquita de Almanzora, la iglesia de Santa Ana se construyó a partir de 1537 siguiendo los planos de Diego de Siloé. Los rasgos mudéjares se aprecian desde el exterior en su fábrica de ladrillo y, sobre todo, en la torre que Juan Castellar levantó unos años después, decorada con azulejos blancos y azules. En la portada plateresca, obra de Sebastián y Juan de Alcántara, haces de columnas corintias sostienen un entablamento donde se abren tres hornacinas con imágenes, rematadas con un medallón de la Virgen y el Niño, todo ello labrado por Diego de Aranda. En el interior destaca el artesonado mudéjar de lacería de la capilla mayor, así como las esculturas barrocas de sus capillas, en especial una Dolorosa de José de Mora fechada en 1671 y otras tallas de Risueño.

A la izquierda de la plaza queda la calle de los Pisas, y en ella la que fue mansión de los García de pisa, en cuyo hogar murió en 1550 San Juan de Dios. La Casa de los Pisa es en la actualidad sede de la Orden Hospitalaria y Museo de San Juan de Dios. Presenta una  portada gótica adintelada, y se ordena en torno a un patio con galerías cubiertas con artesonado. Sus fondos comprenden colecciones de tapices, azulejos árabes del siglo XV y sevillanos del XVIII, relicarios, objetos de orfebrería y manuscritos. Entre sus obras de arte destacan una serie de tablas flamencas, en especial el tríptico de van Cleve, junto a cuadros de Maratta o Bocanegra, así como tallas de Pablo de Rojas, Martínez Montañés o Pedro de Mena. 

La carrera del Darro, que nos ofrece unas extraordinarias vistas de la Alhambra, es uno de los lugares más pintorescos de Granada, muy del gusto de los ilustradores románticos. En época musulmana había aquí un lienzo de la muralla del Albaizín, conectado con la Alhambra por varios puentes. Tras la conquista se urbanizó esta fachada en casas nobles e iglesias. El primer puente que cruza el Darro es el de la Cabrera, frente al que arranca el callejón de Santa Inés, donde se ubica el convento del mismo nombre y la Casa de los Agreda, ambos del siglo XVI. Frente al puente de Espinosa queda el Bañuelo, y más adelante están los restos del puente del Cadí.

Situado a continuación está el Convento de Santa Catalina de Zafra, fundado por la viuda del secretario de los Reyes Católicos, Hernando de Zafra, en 1520. La portada renacentista de la iglesia se adorna con una escultura de la santa y escudos familiares, y el interior contiene pinturas de Bocanegra y Ruiseño, y tallas de éste y de José de Mora. El convento de monjas dominicas incorpora una casa árabe del siglo XIV con patio de rasgos nazaríes y alberca en el centro.

Por la calle de Zafra podemos acercarnos hasta la iglesia de San Juan de los Reyes, en la calle del mismo nombre. Se construyó sobre la antigua mezquita de los Covertidos, término que alude a los muladies o  cristianos que tomaban la fe musulmana. Fue el primer templo granadino consagrado al cristianismo en una ceremonia que tuvo lugar el día de Reyes de 1492. De la primitiva edificación del siglo XII aún se conserva el alminar, al que se le agregó un tercer cuerpo de campanas. Pese a sus pequeñas dimensiones, muestra cierta similitud con la Giralda de Sevilla, está realizado en fábrica de ladrillo, el ascenso se realiza por rampas interiores y el segundo cuerpo muestra ajimeces cegados rematados por trenzados en decoración de sebka, motivo que vuelve a aparecer en el friso superior. La iglesia, de traza gótica, está datada alrededor de 1520, aunque ha sufrido diversas restauraciones.