CIRIO DE FE, ESPERANZA Y CARIDAD PARA NUESTRA CANDELERÍA EUCARÍSTICA (JUNIO 2021)

Mensaje de nuestro Consiliario Rvdo. Sr. José Gabriel Martín Rodríguez

Queridos hermanos y amigos, cristianos cofrades.

Al comenzar el mes de junio, os invito a hacerlo de la mano de María, Madre de Jesús Comunión, Mujer Eucarística. Pongámosla a Ella en lo más profundo de nuestro corazón. Es este mes el de la fiesta del Corpus, la gran celebración en la que ensalzamos a Jesús Pan de Vida. Es también la fiesta de María, la mujer del «Haced lo que Él os diga».

Estas palabras llenan nuestro corazón. Palabras que impregnan todo nuestro ser y nuestra existencia. Porque María sabe que en la fiesta de nuestra vida también falta el vino numerosas veces. En la fiesta de nuestra vida, Ella se levanta y acude a Jesús. Y le susurra: «Le falta el vino». El vino que sale del fruto de nuestro corazón. Fruto de una vida centrada en Cristo, una vida desprendida de nuestros yoes para que Cristo pueda vivir en nosotros, una vida que trate siempre de complacer a Dios y no a nuestras necesidades o intereses o los de los que nos rodean; una vida que tenga como prioridad a Dios.

Y Madre e Hijo se miran. Y Ella vuelve a nosotros y nos susurra, amorosa y tiernamente, en el silencio de la oración para decirnos: «Haced, Hijos míos, lo que Él os diga».

 En Granada la solemnidad de Corpus Cristi es una fiesta con una tradición que se remonta al siglo XIV, con Cristo Eucaristía recorriendo las calles de la ciudad, con gran alegría ciudadana alrededor de la procesión con olor a flores e incienso y el amor a los demás expresado en la ayuda a los más vulnerables. La ciudad se engalana para participar de esta manifestación. Pero este año, nuevamente a consecuencia del Covid-19, María seguirá recordándonos: «No olvidéis, Hijos míos, hacer lo que Él os diga».

Porque María sabe de nuestros impulsos alegres, de cómo seguimos al Señor acudiendo a verle al Santísimo para luego adormecer nuestra alma, por nuestra piedad y nuestra fe tantas veces tibia y cansina, por nuestros decaimientos y perezas. «Haced, Hijos míos, lo que Él os diga», pero no en las grandes fiestas sino en cada circunstancia de nuestra vida, de nuestra existencia, de nuestras jornadas alegres o dificultosas, en cada sonrisa o en cada enojo, en cada éxito o en cada fracaso, en cada momento de serenidad o de enfado… «Haced, Hijos míos, lo que Él os diga», para que en cada momento de nuestra existencia su presencia en nuestra vida sea un seguirle siempre, como si lo hiciera detrás de esa procesión por las calles de Granada siguiendo al Santísimo, en la que allí está Jesús, vivo y presente, esperándole que le sigamos. Ahora y siempre.

El «Haced, Hijos míos, lo que Él os diga» es una invitación a seguir a Jesús e imitar a María porque Ella sí hizo siempre lo que Él decía. Y sin miedo, sin reticencias, sin poner obstáculos, sin hacer uso de su privilegio de Madre del Salvador, caminó detrás suyo en los momentos alegres de la vida y en el camino de cruz, dolor y sufrimiento hasta el momento de su muerte en Cruz.

Sí, María, en este mes del Corpus Christi, hacemos nuestra tú invitación del «Haced, Hijos míos, lo que Él os diga» y cogidos de tu mano nos proponemos seguir a Jesús en la procesión más importante: la de la vida, don y regalo de Dios, unidos a la Trinidad Santísima y a ti, Madre de la Iglesia, asociada con espíritu materno al sacrificio de la Eucaristía que da vida al mundo y que en cada Misa me pone en comunión contigo, con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

¡Señora, Madre del Amor Hermoso, en este mes del Corpus nos unimos a Ti y a tu Hijo en comunión; queremos hacer de nuestra vida una permanente ofrenda a Dios; queremos que nuestra existencia se convierta en una procesión alegre y festiva, ¡un caminar siempre detrás de tu Hijo con el incienso de la esperanza y las flores de la alegría! ¡Queremos, María, hacer como hiciste tu siempre: seguir a Jesús en las alegrías y en las penas, en los momentos felices y en los momentos de dolor sin cuestionarnos el porqué de cada momento; siempre cerca, siempre unidos a Él, siempre siguiendo la voluntad del Padre; hasta el final cuando ya no quedaba nadie! ¡Deseamos hacer como Tu, Madre, haciendo siempre la voluntad del Padre, cumpliendo la voluntad del Hijo, ¡dejándote guiar por la voluntad del Espíritu Santo! ¡En este mes del Corpus, María, te miramos con el mismo amor que nos miras siempre a nosotros, ¡y te seguimos en la procesión de muestra vida cogidos de tu mano para ir hacia el cielo prometido! ¡Acudimos a Ti, María, en nuestras debilidades y en nuestras caídas, en nuestras alegrías y en nuestro levantarnos, en nuestras dudas e incertezas, en nuestras seguridades y fortalezas, en nuestras soledades y vacíos, en nuestra plenitud y esperanza, ¡para que de tu mano hagamos siempre lo que Él nos diga! ¡Haz de nosotros, María, unas almas eucarísticas, unas almas que amen mucho la Eucaristía, que sean ofrenda permanente a tu Hijo Jesús Comunión, ¡y que desde Él seamos capaz de amar a todos los que nos rodean como Él los ama! ¡En este mes del Corpus María, nos postramos ante tu Hijo María, nacido de tu seno por nosotros, y elevo nuestra gratitud a Dios por el don hermoso de la Eucaristía que tu llevaste en tu vientre durante nueve meses por obra y gracia del Espíritu Santo! ¡Y damos gracias a Dios por darnos a ti como Madre, ejemplo de fe, de amor y de experiencia de Dios! ¡Totus tuus, María; siempre tuyos, ¡María!

Miramos a nuestros Sagrados Titulares en sus bellas y variadas invocaciones y advocaciones, y les pedimos nos alancen celebrar gozosamente y vivir comprometida la Eucaristía. ¡al cielo con Ella! ¡todos de frente valientes!

Recibid un fraterno abrazo y el deseo de un mes saludable, santo, fecundo, y sin temor alguno

José Gabriel Martín Rodríguez

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