Cirio de Fe, Esperanza y Caridad para nuestra candelería Cuaresmal. «¡Conviértete!» (Febrero 2021)

Mensaje de nuestro consiliario Rvdo. Sr. D. José Gabriel Martín Rodríguez

En el calendario cristiano llega la Cuaresma, un nuevo tiempo litúrgico que nos invita a la conversión, y a prepararnos para la fiesta de la Pascua. Es un tiempo idóneo para la reflexión, de penitencia, de un examen de conciencia, arrepentirnos de nuestras faltas y decidir firmemente cambiar, convertirnos, para vivir realmente en la presencia de Jesús.

La Cuaresma de 2021, será esencial, evangélica, litúrgica. Cuaresma templo adentro, desde el corazón dolorido y la esperanza a punto. La anterior fue la del miedo, la del silencio en el claustro familiar, sin culto ni sacramentos presenciales.

Pero no fue la nada. Hubo interiorización del Misterio, oración a solas y en familia, celebración desde el sacerdocio bautismal, en los templos de nuestros cuerpos. Vivimos, sufrimos un ayuno intenso, sin celebraciones, sin la “eklesia”, sin procesiones.

Y ahora, la Cuaresma con recortes, con el miedo enroscado. Busquemos lo esencial. La Cuaresma llama a nuestras puertas. Vivamos su mística. Cuaresma en silencio. Sin pueblo a pie de calle. Pero más parecida a la primera Cuaresma de Jesús en la anchura del Desierto y en la espesura de la noche y del riesgo. 

Que esta Cuaresma sea camino de conversión y oración; de compartir nuestros bienes; para reconsiderar la fe que viene de Cristo Resucitado, la esperanza animada por el soplo del Espíritu, y el amor que se renueva en el corazón misericordioso del Padre.

Miramos a nuestros Sagrados Titulares en sus bellas y variadas invocaciones y advocaciones, y les pedimos que nos concedan la gracia de No endurecer el corazón. Escuchemos la voz de Dios acogiendo su Palabra. Volvamos nuestra mente y nuestro corazón a Dios en esta cuaresma. Dejémonos reconciliar por Dios para celebrar con gozo la Pascua del Resucitado.

Que la Virgen María, «humilde y elevada más que otra criatura» y san José, en este su año, nos ayuden a reconocernos como somos, es decir, como pequeños; y a alegrarnos al abrir el corazón para encontrarnos con el Señor y con Él, y en Él, vivir como hijos de Dios.

Se abren las puertas de la Cuaresma, ¡todos de frente valientes en nuestra particular estación de penitencia!.

Recibid un fraterno abrazo y el deseo de una cuaresma saludable, santa, fecunda, y sin temor alguno.

Rvdo. Sr. D. José Gabriel Martín Rodríguez

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