Mensaje de nuestro Consiliario Rvdo. Sr. D. José Gabriel Martín Rodríguez
Queridos hermanos y amigos, cristianos cofrades. ¡Que Dios bendiga el Año Nuevo a todos! ¡Que el Señor os bendiga y os guarde! ¡Haga brillar su rostro sobre vosotros y os traiga la paz!
Ha comenzado un nuevo año, cuyas páginas están en blanco. ¿Qué eventos sucederán en nuestra vida personal y comunitaria? ¿Qué eventos sucederán en todos nuestros ámbitos y ambientes: familiares y laborales, sanitarios y educativos, políticos y económicos sociales y lúdicos, eclesiales y cofrades,…? No es el momento de jugar a las adivinanzas o de entrar en predicciones. Lo importante es saber con qué espíritu queremos vivir este nuevo año que hoy comienza. En qué dirección se dirige a nuestras raíces.
Vivir un año nuevo de una manera fácil y satisfactoria es dejar caer lo que nos pesa, lo que nos encarcela y limita y dejar entrar en nuestro corazón un aire fresco y renovado.
Cuando un año nuevo comienza a dar sus primeros pasos es necesario mirar hacia adelante con una mirada nueva. Pero esta mirada dirigida hacia nuevos horizontes no debe alejarnos de lo que somos. Cortar con las propias raíces es condenarse a un caminar errante, a una vida blanda e inconsistente.
¿Y cómo mantenernos en contacto con nuestras raíces? Dejando de lado la mundanalidad de los problemas reales y verlos desde la perspectiva de un discípulo de Cristo.
Para un cristiano, una de las muchas maneras de mantenerse en contacto con sus raíces es dejarse animar y habitar con la presencia maternal de María. Y esto es lo que la fiesta de María, Madre de Dios, que inaugura el año, nos permite interiorizar.
Jesús, siendo el mismo Dios, es el hijo de una mujer. Cada uno de nosotros también somos hijos e hijas de Dios. Y como Jesús tenemos a María como Madre. Lo dejó claro Jesús desde lo alto de la cruz a san Juan, que representaba a la humanidad entera: «Aquí tienes a tu Madre».
María es Madre de la Iglesia. Ella es Madre para todos y cada uno de nosotros. Es también la Madre de la Iglesia porque le dio al mundo la persona que da vida a la Iglesia y que llena nuestras vidas.
Este primer día del año nos invita a venerar a María y hacerlo con el rezo del Rosario, del Acordaos, invocándola con frases de amor como «María, en ti confío», «María, ruega por nosotros y por el mundo entero» o «María ruega por nosotros que recurrimos a ti».
Estos gestos de devoción a María reviven y mantienen nuestras raíces al vivir esta filiación que tenemos con Dios, pero también con Ella. Nos convertimos así en una especie de pastores que creyendo al ángel acudieron al pesebre de Belén a glorificar y alabar al Dios hecho hombre y contemplaron la bondad y el amor maternal de María para todos y cada uno de nosotros.
Hoy podemos, siguiendo el magistral ejemplo de María, recordar las gracias recibidas durante el año duro y doloroso que ha terminado y meditarlas en nuestro corazón. Guardarlas con amor para releerlas y aprender las lecciones para el año que comienza. El ejemplo de María es el espejo en el que mirarnos para comenzar la andadura del nuevo año con una alegría y esperanza renovadas.
¿Qué te pedimos, María, ¿para este año que comienza? ¡Imitarte en tu seguimiento y en tu corazón abierto para hacer siempre la voluntad del Padre! ¡María, Señora de los humildes, de los desamparados, de los necesitados de amor, cambia nuestra mirada, convierte nuestros puntos de vista, encarna en nosotros la presencia de tu Hijo, embebe nuestro corazón, ¡para que en este año que nace nuestro corazón sea un corazón amoroso y misericordioso que sepa amar y perdonar! ¡María, Virgen fiel a la Palabra, enséñanos este año a escuchar más a Dios, a dejarnos sorprender más por Él, ¡para ir descubriendo la voluntad de Dios! ¡María, Señora de la fidelidad y el compromiso, que te entregaste sin condiciones, enséñanos a ser fieles en el camino, a no desfallecer nunca, ¡a seguir sin dejar caer los brazos! ¡María, Señora de los Dolores, que nos enseñas que la fidelidad tiene momentos de dolor e incomprensión, ¡ayúdanos y permítenos superar este virus con corona que padecemos y hasta lo más difícil! ¡Ayúdanos a ser siempre fieles, fieles al amor compartido a nuestra pareja, entregado a nuestros hijos, compañeros a nuestros amigos y conocidos, misericordiosos con los necesitados y ofrecidos al Padre y a tu Hijo, Señor de la Vida! ¡María, Madre de los que buscan, que sepamos seguir tu ejemplo para ser fieles a Jesucristo, ¡Tu Hijo! ¡Tú que vives el servicio con Amor, danos el valor para vivir la fidelidad a Tu Hijo en la acción solidaria a los que más lo necesitan, a los que sufren, a los que necesitan paz en el corazón! ¡Y en este año, ayúdanos a vivir practicando la fe en obras de justicia, de caridad y de amor para crecer en fidelidad y entrega al Reino de Dios que ha nacido en medio de nosotros! ¡Transforma nuestro corazón, María, ¡para como tú dar nuestro «Sí» decidido al Padre!
Comenzando un nuevo año, miramos a nuestros Sagrados Titulares en sus bellas y variadas invocaciones y advocaciones, y les pedimos que de la mano de María este año 2021 se llene para todos y cada uno de alegría, felicidad y paz 2021, ¡A esta es! ¡Al cielo con el año nuevo! ¡Todos de frente valientes!
Recibid un fraterno abrazo y el deseo de un saludable, santo, pacífico, jubiloso y pacifico año nuevo.
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