Como símbolo de la alegría y pureza propia de este tiempo tan glorioso, centro de la vida del Cristiano, Nuestra Señora de los Dolores se encuentra ataviada de forma propia para la conmemoración de este tiempo Litúrgico.
Para la ocasión porta manto adamascado en tono crema, mantilla goyesca y saya bordada de los talleres García y Poó. Además, como señal de la Resurrección de Cristo, nuestra madre porta entre sus manos un ramillete de flores de talco en vez de los tradicionales tres clavos de la Crucifixión de Cristo
Fotografías de nuestra hermana Cristina Bueno.