Y llego el día.
y Tú me miraste
y yo te mecí,
Y cuando menos creía
Tú me hablaste a mí,
¿No llores mas hijo mío!
qué feliz estoy aquí,
viendo a todos mis hijos
que están viviendo en mí.
Mira que ya vine
mira su color,
que el salmón de su manto
se funde en mí corazón,
su blanca cara
me ilumina,
y sus manso recogen
sentimientos que llegan a mi corazón,
sentimientos de la cruz
en la que su Hijo murió.
Y el dolor fue alegría
de saber que su Pasión,
en nosotros los cristianos
hondo caló,
y que su Cruz
nuestro signo es,
la Cruz de Cristo
esa Cruz en la que su Hijo
Por nosotros murió.
Jorge Manuel Rodríguez Rodríguez
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