Mensaje de nuestro Consiliario Rvdo. Sr. D. José Gabriel Martín Rodríguez.
Es la fiesta de la Presentación del Señor. Celebramos la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Ocasión y oportunidad de oro para volver la mirada a ellos, a todos los consagrados.
Los consagrados, don de Dios. Así comienza la exhortación Vita Consecrata de san Juan Pablo II: “La vida consagrada, enraizada profundamente en los ejemplos y enseñanzas de Cristo el Señor, es un don de Dios Padre a su Iglesia por medio del Espíritu”.
La grandeza de las personas consagradas en la Iglesia, hombres y mujeres, radica, por tanto, en ser don o regalo de Dios, elegidos y llamados por Él –amados por Él– para ser testigos de su amor y “sacramentos” de su hijo.
Los consagrados, don de Dios para la sociedad y la Iglesia. A eso miran y para eso viven, para ser belleza y bondad en medio de la sociedad y en el corazón mismo de la Iglesia. Lo suyo es enriquecer y alentar, llevar vida y plenitud donde viven y trabajan, con los de casa y los de fuera. Lo suyo es hacer el bien y sin mirar a quién se lo hacen, hacer el bien por el bien y sin esperar ninguna recompensa. Lo suyo es regalar y, más todavía, regalarse, dándose y perdiendo la vida por los demás. Buen lema el de este año: “La vida consagrada, caminando en esperanza”.
Porque ellos y ellas con sus vidas, están también en nuestras Hermandades y Cofradías; porque sus casas y capillas son para algunos nuestra sede canónica o abacería, siempre con mi gratitud también mi plegaria, y hoy más que nunca mi felicitación.
Comments are closed, but trackbacks and pingbacks are open.