Mensaje de saludo a los fieles de la Archidiócesis de Granada

Mons. José María Gil Tamayo, arzobispo coadjutor electo de la Archidiócesis de Granada.

Queridos hermanos:

Al hacerse público mi nombramiento como Arzobispo Coadjutor de la Archidiócesis de Granada deseo expresar en primer lugar mi gratitud al Papa Francisco por la confianza que deposita en mi persona al confiarme este nuevo encargo ministerial y le reitero mi comunión y afecto fraterno como sucesor que es del Apóstol Pedro y Cabeza del Colegio Episcopal.
Así mismo deseo manifestar mi cariño y comunión a Mons. Francisco Javier Martínez Fernández, nuestro Arzobispo, al que soy enviado como hermano en la misión compartida de pastorear la querida diócesis de Granada. Agradezco su trabajo y su acogida fraterna, llena de cariño y confianza, así como su oración, que nos aúna en el servicio que hemos de prestaros como pastores vuestros.
Voy a vosotros, queridos hermanos, con ilusión y el deseo de serviros con todas mis fuerzas, sabiendo que me incorporo al peregrinar de la Iglesia particular de Granada, que es rica en historia y vitalidad cristiana, en santidad y apostolado, con un presente lleno de realidades e iniciativas pastorales, así como un futuro esperanzador. Quiero aprender de vosotros.

Soy consciente, os confieso, de mis limitaciones personales ante la grandeza de la misión que se me confía y, por ello mismo, necesito más de vuestra ayuda y oración, así como la intercesión de nuestros santos granadinos, para que, como Iglesia, caminemos juntos anunciando con alegría el Evangelio salvador de Cristo y testimoniarlo en esta hora cargada de incertidumbres, pero también de esperanza en el Señor Jesús, que nos guía y se hace presente en medio de nuestro pueblo. No deseo otra cosa que serviros y de quereros como pastor vuestro en el nombre del Señor, especialmente a los más pobres y desfavorecidos.

Os suplico y sé que cuento de manera especial con vuestra imprescindible ayuda y acogida fraterna, queridos hermanos sacerdotes, y agradezco vuestro servicio y entrega generosa a nuestra gente. Lo mismo que con la de los hombres y mujeres que forman parte de la Vida Consagra, tan presentes en nuestra diócesis. Ruego a las queridas comunidades contemplativas que pidan continuamente al Señor por este obispo que os llega desde la diócesis, para mí tan querida, de santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz y también de la reina Isabel la Católica.

Por mi parte no he hecho otra cosa desde que conocí mi nombramiento que rezar por vosotros, por cada uno de los pueblos y ciudades de la diócesis de Granada, por las vocaciones sacerdotales y a la vida consagrada y misionera.

En este sentido me alegro de la realidad esperanzadora de nuestros seminarios y saludo con cariño a nuestros seminaristas y sus formadores, así como a cuantos se dedican al importante trabajo de la educación y cultura cristiana, a los profesores de religión y a los catequistas y voluntarios de Cáritas, Manos Unidas y demás realidades socio-caritativas que muestran el rostro samaritano de la Iglesia para con los más pobres y nuestro mejor argumentario de fe en nuestro mundo: el amor fraterno. ¡Gracias por vuestro compromiso, lo mismo que el de nuestros misioneros granadinos!

Mi saludo y mi cariño a los fieles laicos de nuestra diócesis de Granada, presentes en nuestras parroquias, hermandades y cofradías, así como en los movimientos y asociaciones apostólicas, al igual que a nuestros jóvenes cristianos, verdaderos protagonistas de la evangelización juvenil.

Queridas familias y cuantos trabajáis en la pastoral familiar, os envío con mi saludo, mi apoyo y mi cariño en la apasionante tarea de ser iglesias domésticas que anuncien el Evangelio de la Familia y de la Vida. ¡Gracias por vuestro testimonio, generosidad y fidelidad!

Saludo a las autoridades de la entera provincia de Granada y les ofrezco mi colaboración para seguir trabajando por el bien de nuestro pueblo.

Queridos hermanos: Me encomiendo a vuestras oraciones y ayuda que me da confianza y ruego a san Cecilio que nos obtenga de Jesús la pasión evangelizadora con la que él nos transmitió en los comienzos el Evangelio de Cristo.

Que Nuestra Señora de las Angustias, nuestra patrona, bajo cuyo amparo materno pongo mi ministerio episcopal entre vosotros nos auxilie y cuide, y nuestros santos y beatos granadinos intercedan por nosotros.
Con el deseo de estar pronto con vosotros recibid todo mi cariño y bendición.

+ José María Gil Tamayo
Arzobispo Coadjutor electo de Granada

Noticia de la Archidiócesis de Granada

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