Mensaje de nuestro Consiliario Rvdo. Sr. José Gabriel Martín Rodríguez
Queridos hermanos y amigos, cristianos cofrades.
Me encuentro con un amigo misionero que lleva más de cuatro décadas al servicio de los demás en diferentes continentes. Primero en Asia, más tarde en el corazón de África y, actualmente, en el altiplano boliviano. Los años no pasan para él y se lo digo con gozo porque uno de los aspectos del evangelizador es la alegría, que en su caso forma parte de su carácter de hombre jovial y bueno, siempre con un aspecto digno y alegre.
En los diferentes países donde ha ofrecido su ministerio ha creado escuelas para niños, centros de trabajo, cursos para matrimonios, escuelas de evangelización… Ese es el trabajo que la Iglesia le encomienda. Ahora está de vacaciones, pero sigue ofreciendo su servicio a la comunidad.
Todos somos misioneros en nuestra tierra. Es cierto que el Señor llama a ciertas personas a partir a tierras lejanas, dejando atrás familia y amigos, para llevar la Palabra de Dios. Pero Jesús quiere que todos seamos testimonio de Él en nuestro entorno familiar y social, en el medio donde nos desenvolvemos social y profesionalmente, en cada una de nuestras responsabilidades diarias, incluso en aquellos momentos de asueto y de vacaciones. Y al igual que Dios no se toma nunca vacaciones, el testimonio evangelizador de cada uno no debe detenerse en el periodo vacacional. No existe el cristianismo a tiempo parcial porque a Cristo no se le puede seguir a medias. El cristiano lo es durante las cuatro estaciones del año, los trescientos sesenta y cinco días, en todos y cada uno de los momentos de su vida.
Cada uno vivirá sus vacaciones de manera diferente. Unos en la montaña, otros en la playa, otros trabajando, algunos en el pueblo o la ciudad, pocos surcando los mares… La rutina de nuestra vida cambia, pero lo importante es no descuidar nuestra vida espiritual.
Las vacaciones deben ser también tiempo para nutrir el espíritu, para llenarlo de Dios. Meterlo en el lugar preferente de nuestra maleta.
No es cuestión sólo de distender el físico, se trata fundamentalmente de vivir de una manera nueva nuestras relaciones con Dios y con los que nos rodean tomando el tiempo que esto requiere. Es un periodo propicio para llenar nuestra vida con momentos de oración y de meditación; es tiempo para crecer en el encuentro personal con el Señor y con la Virgen; para rezar en familia; para profundizar en la Palabra de Dios; para meditar la Sagrada Escritura; para leer libros formativos; para vivir la Eucaristía diaria, y por supuesto dominical y festiva; para reflexionar sobre nuestra propia vida; para entregar nuestro corazón a Dios. Se trata de vivir en cristiano.
¡Pongamos al Señor en la maleta estas vacaciones y llevémoslo con nosotros para disfrutar de este tiempo de asueto que Él también nos regala!
¡Señor, gracias por acompañarnos en este tiempo de descanso que es un regalo de tu amor! ¡María, en este inicio de las vacaciones que se avecinan ayúdanos a aprender de Jesús la humildad verdadera para experimentar la paz interior y ser capaces de consolar a quienes recorren con fatiga el camino de la vida! ¡Bendice, Señor, las vacaciones para que se conviertan en un tiempo fecundo para la vida de familia, para el encuentro con nosotros mismos y con los demás, para la brisa suave de la amistad y del diálogo, para la lectura que siempre enriquece, para las visitas culturales que abren horizontes… para llenar, en definitiva, nuestro corazón de Ti! ¡Haz, Señor, que este tiempo de descanso se convierta en un periodo de santidad para buscarte siempre, para que haya espacios de oración y reflexión para analizar lo que ha sido esta primera parte del año, para compartir la fe con los demás, para participar cada día de la mesa de tu Eucaristía, para que nuestras vacaciones de verano sean un tiempo santo para remar mar adentro y encontrarnos más íntimamente contigo! ¡Acompáñanos, Señor, en este tiempo en el corazón para que sepamos aprovechar en positivo cada momento que tú nos ofreces!
Miramos a nuestros Sagrados Titulares en sus bellas y variadas invocaciones y advocaciones, y les pedimos que, en nuestra maleta veraniega y vacacional, no se nos olvide y metamos a Dios. ¡Al cielo con Él! ¡todos de frente valientes!.
Recibid un fraterno abrazo y el deseo de unos meses saludables, pacíficos y reparadores.
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