Mensaje de nuestro Consiliario Rvdo. Sr. D. José Gabriel Martín Rodríguez (Domund 2020)
Queridos hermanos y amigos, cristianos cofrades.
Volver al trabajo, a la iglesia, a la hermandad y cofradía, a lo cotidiano,… esta ha sido y es nuestra preocupación y casi obsesión en estas horas.
Pues, ya hemos vuelto a los ámbitos y ambientes donde tejemos nuestra vida. “Volver, volver, volver…” No es solo la voz y ritmo de la canción, sino el imperativo y la necesidad que sentimos todos. Nos urgía volver.
Volver a toda nuestra cotidianidad. Ciertamente, con todas las precauciones posibles y cumpliendo al máximo con todas las normas y protocolos sanitarios. Vaya eso por delante, como pide el sentido común y la responsabilidad más elemental de cara a nosotros mismos y también hacia los demás.
Volver. Es la hora de volver y retomar actividades y rutinas en todos los campos de la vida. Es la hora de volver, inevitablemente, a muchos de nuestros trabajos y actividades. La vida tiene que seguir y eso implica salir y volver, retomar compromisos familiares, sociales y laborales.
Volver. Es también la hora de volver a la iglesia, a nuestra parroquia y comunidad eclesial, a nuestra hermandad y cofradía, y poner en pie, poco a poco, con prudencia y decisión al mismo tiempo, formas y actividades que tenemos ahora mismo, y en buena lógica, absolutamente paralizadas.
Octubre ha llegado y nos trae, como cada año, el Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND). El lema: “¡Aquí estoy, envíame!”. Tiene como texto inspirador “¿A quién enviaré? ¡Aquí estoy, envíame!” de Isaías 6, 8. Ayudándonos a resituar la misión desde el propio contexto y realidad. Por ello el misionero debe estar preparado para responder con eficacia y calidad desde su encuentro personal con el Dios de la Vida.
Sólo entonces tendrá el coraje y la disponibilidad para ser y sentirse enviado “¡Aquí estoy, envíame!”. El misionero ha de tener la valentía de seguir rompiendo fronteras, porque la alegría del evangelio debe llegar a cada hogar, a cada hermano y hermana.
El DOMUND, nos llama y urge al compromiso para que, como cristianos y cofrades, discípulos y apóstoles, seamos misioneros, y juntos con nuestra plegaria y aportación económica generosa, hagamos posible el sueño de ser una IGLESIA MISIONERA, SOLIDARIA y siempre dispuesta a llevar el Evangelio a todos los rincones del mundo entero.
Nada puede desanimarnos, al contrario confiemos en Dios, en María nuestra Madre, Reina de las Misiones y Estrella de la Evangelización, y todos los santos misioneros.
En la vuelta al tajo y trabajo, miramos a nuestros Sagrados Titulares en sus bellas y variadas invocaciones y advocaciones, y les pedimos que nos alcancen el ingenio y el acierto, el arrojo y el celo apostólico, porque esta es también la hora de la Nueva Evangelización, ¡al cielo con ella! ¡todos de frente valientes!
Recibid un fraterno abrazo y el deseo de un saludable y fecundo curso cofrade.
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