Es el tiempo de Semana Santa. Mis experiencias como cofrade son relativamente cercanas en el tiempo, debido a que mi familia en estas fechas siempre salía de Granada, aprovechando las vacaciones de las que mi madre disfrutaba por su condición de maestro.
Me puedo remontar al año 1991 y encontrarme acompañando a un grupo de amigos que me animaban a meterme debajo de un paso. Podría yo tener entonces unos 22 años. Han pasado ya doce años en lo que he vivido muchas sensaciones y sentimientos, he visto cosas buenas y otras que no me lo han parecido tanto, pero en todo ese tiempo algo me ha ido marcando dentro de nuestra cofradía: el buen ambiente del que hacemos gala. A pesar de las naturales diferencias que entre la personas siempre existen, siempre ha imperado el buen ambiente cordial, alegre y fraternal, al menos, en los ambientes en los que yo me he movido, y me sigo moviendo.
Hoy en este año me envuelven nuevos sentimientos: la ilusión de ver n poco tiempo a mi hijo de 8 meses vestido de costalero, la ilusión de comprobar como hay unos jóvenes en proyección que aman la cofradía, o mejor dicho la Hermandad como a mí me gusta más llamarla, porque me agrada sentirme hermano de sentimiento, aunque también de palabra, de aquellos que me han rodeado, no solamente hoy sino en esos años anteriores y que me han enseñado a sentir estas sensaciones y a saber transmitírselas por ejemplo a mis chavales, nuestros chavales del Grupo Joven.
Y a estos, a todos a los que quiero dedicar un agradecimiento sincero. Agradecimiento a los primeros por su entrega, por su dedicación y sacrificio, Por su ejemplo….., a los otros por su ilusión que nos ilusiona a los que debemos ilusionar, los comportamientos y las actitudes de las personas, sus relaciones, sus maneras de vivir la vida…, son las que nos engrandecen o nos empequeñecen, y en nuestra Hermandad, que aunque discreta y sencilla tenemos cabida todos, todos y cada uno de nosotros tenemos la posibilidad de engrandecernos como seres humanos, os aseguro que la manera mejor que tenemos de conseguirlo es conviviendo, compartiendo momentos en los que los conozcamos aún más de esta forma, seremos realmente conscientes del verdadero objeto que tiene nuestra Hermandad, y que creo firmemente que siempre ha tenido y que no es otro que el de ser testigo de Jesús y portadores de su mensaje.
Es tiempo de Semana Santa pero no es el único tiempo de hermandad.
Julio Quijada
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