Lunes Santo 6 de abril
Un año más llegó el Lunes Santo, el día más importante en la vida de nuestra Hermandad. El día en el que todo el trabajo de un año se ve reflejado en nuestra Estación de Penitencia. El día en el que nuestra Hermandad se convierte en Cofradía, para realizar una manifestación pública de Fé, efectuando su Estación de Penitencia hasta la Santa Iglesia Catedral, tal y como mandan nuestros estatutos. El día en el que tenemos que recordar a los Hermanos que ya no están con nosotros, pero que verán a su Hermandad desde ese balcón que hay reservado en el cielo para la personas buenas.
Durante toda la Cuaresma la actividad ha sido incesante, presentación de nuestro cartel anunciador de esta Semana Santa 2009, el tan esperado pregón, la publicación de nuestra revista Lunes Santo 2009, la preparación y realización del Solemne Triduo en honor de nuestra titular, la limpieza y preparación de los enseres, el montaje del paso de palio, el reparto de hábitos, y todas esas actividades necesarias para poner en marcha el tan esperado Lunes Santo.
La mañana del Lunes Santo, se ha presentado esplendida, los rayos de sol hacen su aparición y ya no volverían a desaparecer hasta la caída de la tarde, llegando incluso a hacer calor a la hora de la salida de nuestra Hermandad, la meteorología un año más ha sacado su tarjeta de sitio. Las visitas a nuestra sede canónica se suceden; La corporación municipal con nuestro Alcalde a la cabeza, la Real Federación de Cofradías, representaciones de distintas Hermandades de nuestra ciudad, nos desean una buena Estación de Penitencia, también lo hace el Ilustre Colegio de Titulados Mercantiles quienes nos acompañarían mas tarde en nuestra salida procesional.
Al mismo tiempo, los hermanos concluyen los últimos detalles para nuestra Estación de Penitencia, la correcta colocación de enseres en las distintas zonas designadas para formar la secciones de penitentes y camareras, y con los últimos toques de la familia Iañez al exorno floral del paso de palio de Nuestra Señora, todo quedaba preparado para nuestra salida penitencial.
Tras una mañana de reencuentros y preparativos en nuestra sede, llega la tarde y entorno a las cinco, comienza a llegar a la Parroquia de San Pedro y San Pablo, las hermanas y hermanos que van a participar en nuestra Estación de Penitencia. Como siempre, el interior de templo es un continuo ir y venir de hermanos, mientras los Mayordomos de las distintas secciones, se afanan en organizar el cortejo procesional indicando a los hermanos donde deben ubicarse. Los costaleros comienzan ya a acercarse al paso, ansiosos de que llegue ese deseado momento en que el llamador toque por primera vez. En el exterior, la plaza de la Iglesia y la Carrera del Darro, comienza a llenarse de cofrades que no quieren perderse la salida de nuestra Hermandad y su discurrir por la Carrera.
El cortejo ya está formado, nuestro Consiliario, D. Enrique León Ruiz dirige las oraciones que preceden a la salida procesional, es un momento absolutamente emocionante y lleno de recogimiento, durante el rezo, cientos de miradas se dirigen hacia el paso de palio de nuestra Madre, y en cada una de ellas una petición, un recuerdo, una reflexión ó sencillamente unas lagrimas que lo transmiten todo a la vez. Puntualmente, a las seis de la tarde, se abrían las puertas de la Parroquia de San Pedro y San Pablo, y nuestra Cruz de Guía cruzaba el umbral y comenzaba a caminar entre un mar de gente que llenaba la plaza, seguida por un importante grupo de niños vestidos de capelinas, su presencia nos recuerda el caudal de fe y devoción que, generación tras generación, hace que el espíritu de nuestra hermandad fluya de padres a hijos y permanezca inalterable con el paso de los años, y tras ellos la primera sección de penitentes.
Mientras, en el interior del templo, el capataz llamaba a sus costaleros. Sonaría al fin el llamador y a los sones de la marcha «Encarnación Coronada», el paso de palio de Nuestra Señora de los Dolores se iba acercando a la puerta de San Pedro y se cumplimentaba a la Hermandad de las Maravillas que había procesionado el día anterior. El aromático incienso perfuma el aire, los Ciriales están ya en la plaza que ahora ya está en silencio, ayudando así los hermanos costaleros en su difícil trabajo de rodillas. Ante la expectación, solo se escucha el rachear de las rodillas de nuestros hermanos costaleros, y la voz del bueno de Antonio Rodríguez, los varales del paso, apenas se mueven un ápice, y de forma impecable, el paso de nuestra Madre cruzaba la puerta y se plantaba en la plaza a los sones de la Marcha Real, culminando su salida con una levantá perfecta.
Entre el fervor de los cofrades allí congregados, la Señora, iniciaba su recorrido por la Carera el Darro, uno de los marcos más incomparables de nuestra Semana Santa a los sones de las marchas, «Virgen de los Dolores», «Los Campanilleros», «A ti Manuel» y «Esperanza de Triana Coronada», magistralmente interpretadas por la Banda de Música de María Santísima del Mayor Dolor que, un año más, sería la encargada de ilustrar con su buen hacer el caminar de Nuestra Señora de los Dolores por las calles de Granada.
Un año más, la Carrera del Darro que había engalanado muchos de sus balcones con telas en color salmón con el escudo de la corporación, estaba totalmente abarrotada de cofrades granadinos, vecinos del barrio y por personas, que aunque ya no vivan en él, cada Lunes Santo vuelven con sus familias para contemplar y mostrar su devoción a su Virgen de los Dolores manifestando así este sentimiento. También será este lugar emblemático testigo de la primera «petalá» que reciba el palio de nuestra Señora, más de ciento cuarenta docenas de claveles deshicieron nuestras hermanas camareras para ser arrojadas a su paso por la Carrera del Darro, calle Navas y Marqués de Gerona.
Han sido, sin duda momentos de gran belleza plástica, pero la Cofradía tiene que continuar su camino hacia la Carrera Oficial y la calle Navas anuncia la inminencia de la llegada a la misma. En ella se puede ver a una hermandad digna, seria y llena de emoción. Una hermandad cuyo cortejo desde los más blancos penitentes hasta las más finas mantillas muestran sin duda su fervor ante los granadinos agolpados a su paso. Los penitentes con su luz, las mantillas con su rezo y ambos con sus saber estar, impecable como siempre, muestran a una bella ciudad un bello sentimiento y una gran pasión y fervor por nuestra santa Madre.
Puntualmente a las veinte horas y veinte minutos, nuestra Cofradía solicita la Venía a la presidencia ubicada en la tribuna de la Plaza del Carmen, una vez concedida, nuestra Cruz de Guía hace su entrada en la Carrera Oficial, y tras ella todo el cortejo con gran orden recogimiento, a continuación el paso de Nuestra Señora de los Dolores. Las Marchas «Estrella sublime», «Madre Hiniesta» y «Encarnación Coronada» que sonaron enlazadas ponían el fondo musical al impresionante caminar del palio de nuestra Madre, que llevado sobre los hombros de sus costaleros comenzaba su lento caminar por la Carrera Oficial.
De esta forma, nuestra Hermandad irá recorriendo muy lentamente las calles Reyes Católicos y Mesones, hasta llegar a Marqués de Gerona dónde a los sones de la marcha «Rocío», el palio de nuestra Señora recibiría una impresionante lluvia de pétalos de flor que alfombrará su paso hasta llegar al corazón de la Carrera Oficial.
Con «Soledad Franciscana» entró en la Plaza de las Pasiegas y, tras la oración del arzobispo en la estación penitencial, la música volvió a ser una ofrenda a la Virgen de los Dolores, desde un balcón de la Pasiegas salían las primeras notas de la marcha «Virgen de Palma», al mismo tiempo nuestros hermanos costaleros realizaban a pulso una milimétrica «levantá», y a los sones de esta marcha, treinta y seis corazones se funden en un solo sentimiento para muy poquito a poco, cómo sólo ellos saben hacerlo, llevar a la Madre hasta la Santa Iglesia Catedral, recorriendo el interior del primer templo granadino en un estremecedor silencio, proporcionando a los hermanos que se hallaban ya dentro, imágenes de gran recogimiento y belleza.
Cumplido el rezo del credo frente al Altar Mayor, la Hermandad termina así su paso por la Carrera Oficial y se dirige ya de vuelta hacia su sede, pero antes tendrá que atravesar Cárcel Baja, Gran Vía y la Plaza Nueva, antes de llegar al barrio de San Pedro dónde una multitud la espera para mostrarle su cariño y devoción.
Ya en Plaza Nueva, una muchedumbre se arremolina alrededor del paso de Nuestra Señora, a medida que este avanza, se van sumando los cofrades que la esperan a su paso, la «bulla» irá cobrando cada vez mas dimensiones durante su regreso por la Carrera del Darro, la plegarias y saetas se van sucediendo entre marcha y marcha, y así, con todo el mimo del que son capaces los hermanos costaleros, la llevarán camino de su Templo.
A la altura del Museo Arqueológico Antonio Rodríguez volverá a llamar a su gente y a los sones de «La Madrugá» y en un conmovedor silencio, irá avanzando haciendo la variación a través del cancel de entrada a la plaza de su Parroquia. Un año mas, la Alhambra será testigo de excepción de uno de los momentos mas emotivos de nuestra Estación de Penitencia, de nuevo cientos de miradas se dirigen a la imagen de la Virgen de los Dolores queriendo detener el tiempo, será sin duda unos momentos que recordarán cuando el año que viene vuelvan a venir para estar con Ella.
La Virgen ya está de cara al pueblo, Antonio Rodríguez llama por última vez a su gente, suena la «llamá», tras la última «levantá», de nuevo rodilla en tierra, solo se escucha la voz del capataz y de fondo las rodillas de los costaleros, la Virgen de los Dolores comienza a entrar en San Pedro, y a los sones de la «Marcha Real» y entre los aplausos del público, nos deja hasta el año próximo. Pero todavía no ha terminado el Lunes Santo para nosotros, en el interior de la Iglesia se viven aún momentos de fraternidad, los hermanos se vuelven a fundir, un año más en un abrazo felicitándose por el buen trabajo realizado. Las sensaciones y emociones vividas en nuestra Estación de Penitencia, acompañando a Nuestra Señora de los Dolores, forman ya parte de esos momentos que cada cofrade guarda para sí y en los que se apoyará para con mas fuerza si cabe, preparar el próximo Lunes Santo.
JGR
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